Este año se cumplen diez años desde la Beatificación del P. Basilio Moreau, fundador de Santa Cruz. Muchos preguntan cuál es su principal legado o cuál es el sello que quiso dejar a los religiosos de Santa Cruz. Cuatro son los pilares en los que se funda la espiritualidad de Santa Cruz. Ellos son: la Conformación a Cristo, la Confianza en la Divina Providencia, la Cruz camino de Esperanza, y el espíritu de unión a imagen de la Sagrada Familia. Estos pilares fueron ratificados por la Comisión de Vida Consagrada en su declaración del 11 Agosto, 2006 en Roma. Estos pilares tienen que encarnarse en cada cultura y en cada tiempo.
Cristo era para el P. Moreau el modelo y la fuente de la cual debía brotar toda la misión de Santa Cruz. Siempre recordaba a los religiosos que la primera regla de vida, era la persona de Cristo. Moreau estaba convencido que Santa Cruz estaba guiada por la Divina Providencia y si sobrevivía era solo por obra de la gracia de Dios. La Cruz acompañó a Moreau gran parte de su vida. Sin embargo para él no había tiempo que perder. La obra de Santa Cruz debía ser una obra de resurrección. Las dificultades eran solo parte del camino que Cristo supo llevar dignamente. Moreau constantemente llamaba a la unidad, y proponía la Sagrada Familia como modelo de comunión. A los hermanos les dio el nombre de Josefistas, a los sacerdotes Salvadoristas, y a las hermanas Marianitas. San José, Sagrado Corazón, y Nuestra Señora de los siete Dolores serían las tres fiestas principales para la Congregación.
Pidamos al Señor que nos renueve en ese mismo espíritu que tuvo Basilio Moreau. Hoy también necesitamos mirar a las necesidades más urgentes de la Iglesia. Que ese celo apostólico y ese espíritu misionero que él tuvo nos lleve a mirar nuestras vidas como un regalo para este tiempo y con el único deseo de hacer un mundo más justo y más humano. No hay tiempo que perder.